Esta noche, final de la copa del Rey. Este año D. Juan Carlos no podrá asistir. En su lugar irá el príncipe. El Nou Camp se sentirá extraño, desconcertado. Cuando esta noche suene el himno nacional, sus muros no escucharán pitos, abucheos e improperios, porque habrá miles de gargantas sevillistas y atléticas, tarareando nuestro himno sin letra y disfrutando de la fiesta del fútbol. Sus asientos se sentirán impotentes de no poderv olcar a esos aficionados, que portan banderas de sus equipos, y como no, banderas nacionales. Y sus urinarios no entenderán ni jota de lo que allí se habla mientras se vacía la vejiga.
Hoy volveré a ser atlético. Porque soy madrileño, y porque conozco a muchos de su incansable afición, y ya hemos visto muchos partidos juntos. Pero ante todo estoy contento, porque gane quién gane, en el Nou Camp, hondeará la roja y gualda.
miércoles, 19 de mayo de 2010
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