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martes, 1 de febrero de 2011

EL CAMINO DE LA MANO VACÍA



Seguro que más de uno está diciendo qué titulo de entrada es ese. Pues bien, creo que no he hablado nunca aquí de mi segunda afición (la primera son los mercados) y ya va siendo hora de que os comente algo.
“El camino de la mano vacía” es el Karate Do, y no el karate como dice tanta gente. Taekwondo, Ju do…Todos estos artes marciales terminan en Do, y no hay que omitirlo.
El Do es lo que más sentido da a la palabra que le precede. El Do tiene un sentido muy amplio, tanto como el camino que recorremos en nuestras vidas.
Quisiera dejar bien claro que el karate do no es un deporte. Hoy en día consideramos deporte a comer croquetas…ya todo nos vale.
Esto es un estilo de vida. Cuándo uno decide practicar karate do, decide someterse a un arte marcial, que es exactamente lo que es. La marcialidad es sinónimo de disciplina. En la mili así me lo dijeron también. El servicio militar está basado en la marcialidad, en la disciplina.
Un karateka o budoka, debe de ejercitar su cuerpo y su mente. También tiene que ir buscando el perfeccionar su carácter día a día. Llegar a coordinar cuerpo y mente es una tarea que lleva años de entrenamiento y disciplina.
El buen karateka, debe de llevar su Dogi (traje de entrenamiento) limpio y planchado. Debe de cuidar su etiqueta y su aseo personal. Debe de ser cortés y respetuoso y ponerse siempre de lado del más débil. No quiere decir esto que no puedas usar tus conocimientos si la situación lo requiere, si temes por tu vida por ejemplo.
La gran mayoría de la gente nos tiene por seres peligrosos. Y es que en esto, como en todo, también hay gente que lleva “a su manera” la práctica del karate do, machando un arte marcial centenario, haciendo y utilizando las técnicas sin razón alguna.
He tenido, tengo y tendré, muchos baches en la vida. Incluso hubo años en los que me alejé de la vida sana y saludable que siempre me ha gustado llevar. Demasiadas noches, y muchos días sin ganas ni cuerpo de ir a entrenar.
Recuerdo hace años, que llevaba ya tres semanas sin aparecer por el Dojo (lugar de entrenamiento) y no tenía ya motivación alguna para volver. Fui al armario a deshacer la bolsa con el traje dentro. Ya había decidido no ir, ¡otra vez!. Se cayó mi Obi (cinturón) al suelo. Al agacharme a cogerlo, vi mi nombre grabado en japonés, en una de sus extremos. Mi cinturón negro vino de Japón, está bordado con mi nombre, es de seda negra y recuerdo que costó 12.000 ptas. De repente pasaron por mi cabeza, como si de una película se tratase, horas y horas de entrenamiento en el campo, momentos con mis compañeros, técnicas y más técnicas, los katas, los entrenamientos hasta la extenuación…Doce mil era una chufa en comparación con el esfuerzo que había supuesto poder llevar ese cinturón en las caderas. Esa noche volví al Dojo.
El karate do, como cualquier otra actividad sana, puede alejar a al gente de malos hábitos.
Mi Sensei (maestro) me han enseñado a superarme día tras día física y mentalmente. Me ha enseñado a dar masajes, a coordinar movimientos, a dar las gracias siempre al compañero que te ayuda, a no meterme en peleas (jamás he tenido que utilizar mis conocimientos con nadie) y por supuesto, a tomarnos unas cañas después de pegarnos una buena paliza. El karate do son muchas cosas, no solo saber atacar y defenderse.
Empecé con 20 años. Voy en mayo a cumplir los 38. Mi hija Irene de 6 no ha pardo de decirme que quiere ir conmigo a entrenar, hasta que la he llevado a ella también. Debe de ser un orgullo (como así me consta) para mi Sensei tener ahí dos generaciones juntas de karatekas. Casi todos mis compañeros también entrenan con sus hijos.
No recuerdo a veces ni que Dan (grado) soy. Ya hace tiempo que no me examino. Entreno porque me gusta, punto. Se que ahora estoy empezando a adaptar el karate do a mi cuerpo. Cuando eres principiante, debes de someterte a las técnicas tal y como te las dicen. Cuándo ya llevas en esto años, y sobre todo cuándo los años ya te atrapan, el karate do se adapta a tus posibilidades, y debes de empezar a desarrollar más tu mente, y no tu físico. La foto que ahí os dejo ya tiene sus años. No creo poder llegar a esa altura ahora…¿o quizá si?.



1 comentario:

  1. Joder he aprenidido mas de 10 palabras que no conocia, sirva pues el texto por lo menos para enriquecernos un poco.
    Ahora, me quedo con la foto, impresionante la pierna y curiosa la cara, jeje. Que cabron soy..... Un abrazo.

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