La cosa venía desde Marzo, en el que vimos que en el Leyendas del Rock de este año, tocarían Barón Rojo, con sus integrantes originales. Aprovechando los tres días de concierto, decidimos pasar allí una semana inolvidable con nuestras familias.
Esto es, en formato reduciodo, lo que fue dando de sí.
Llegamos al triplex que habíamos alquilado y todo cumplía las espectativas. Sin saberlo y de capón, estabamos a tan solo 2km de la campa del concierto. También teníamos centro comercial a tan solo 400 metros. Todo pintaba bien.
Aquí están los integrantes adlultos:
Y las renacuajas
Como llegamos un lunes, y el concierto no empezaba hasta el jueves, empezamos a investigar los alrededores. Reconocimiento del terreno a tutiplén, sobre todo de los chiringuitos
También cenábamos por casa, que para eso teníamos dos patios
Y de hacer el tonto que no falta claro
Un poquito playa...
Y llegó el día esperado. Comienza Leyendas 2010. Como su propio nombre indica lo que más había allí eran eso, leyendas. Muchísomos padres con hijos, ni una sola bronca y un buen rollo de todo el mundo que sólo en los conciertos Heay he visto.
Primer día de concierto
Segundo día de concierto
Pues si, nos llovió un poquillo anquella noche, y esa foto es de por la mañana. Lo de poquillo es de coña, porque el concierto fue suspendido, y nos llegaba el agua hasta las rodillas. La pera limonera te lo digo yo.
Del tercer día no hay fotos, los equipos fotográficos corrían riesgo de aplastamiento.
En la piscina del chalet se batieron records de permanencia por parte de Wasp e Irene. A la vuelta ya les estaban saliendo branqueas a los dos...
De las cosas que más disfruto en estos eventos, son las jornadas gastrónomicas. Cómo él que más o el que menos se le dan bien la cocina, no faltaron buenos platos a degustar. Lo realmente bonito es sentarse todos a la mesa:
Y nada, ya las últimas fotos, los últimos recuerdos, los últimos instantes. Solo quedaban los úlitmos minutos por aquella tierra, y las más Heavy Metal, dejando su huella
Y hasta siempre San Javier
Debido a mi escaso tiempo, he escrito y eleborado la entrada muy rápido. Los siete días juntos, rodeados de buenos amigos, y de unas hijas estraordinarias, darían de si para escribir toda un novela de bolsillo. Me quedo con el detalle de las niñas. Todas se agarraban de la mano de cualquiera de los mayores, como si sus padres fuesemos todos; como los tres mosqueteros: Todos para uno, y uno para todos.
Gracias a todos por 7 días inolvidables.
