Cálcula tu distancia recorrida.

jueves, 26 de enero de 2012

Camps y Costa inocentes y "honorables"

Dolores de Cospedal:"¿Ahora quién va a lavar la honorabilidad de éstas dos personas?"
Se me ocurre una cosa, que cojan las conversaciones, las impriman, y las repartan entre el pueblo.
Ahí os dejo unas:

En una conversación del 7 de enero del 2009, Pérez le dice a Camps: "¿Has leído mi tarjetón?, pues fíjate si te debo".
Camps le responde: "Nada. Quiero que nos veamos con tranquilidad para hablar de lo nuestro".
En la misma conversación, Pérez dice a Camps: "Te quiero mucho", a lo que el expresident contesta: "Yo más".
También durante la misma llamada, Camps le pasa el teléfono a su mujer, que le dice a Pérez sobre un regalo: "Álvaro, con el mío te has pasado veinte pueblos".
Pérez: "Qué dices, si es un detallito".
Bas: (Ríe) "Sí, un detallito". "Lo tenemos que hablar, en serio".
Pérez: "Vale, vale, ¿le ha gustado a Isabel el suyo?".
Bas: "De eso tenemos que hablar, que le está pequeño".
Pérez: "No te preocupes, ¿y le ha gustado la medallita?"
Bas: "Sí, le ha gustado, le ha encantado". "Ya lo hablamos porque esto es muy fuerte".
Pérez: "¿Quién está fuerte?.
Bas: "No, no, no, en serio, no me lo voy a quedar".

En una conversación del 3 de enero del 2009, Álvaro Pérez le dice al gerente de Orange Market, Cándido Herrero: "Estoy en Louis Vuitton porque hay una cosa que no hemos pensado, porque llevamos cuatro años aquí regalándole una cosa a la alcaldesa y este año no voy a dejar de regalarle algo, ¿sabes?". "No nos da nada, no sirve de nada, pero tampoco me jode, ¿sabes?". En la misma llamada, Pérez le comenta a Herrero: "Le voy a comprar un bolso de la colección nueva y a tomar por culo. Me voy a gastar menos que el año pasado, pero se lo compro". Asimismo, le comenta: "Tenemos que comprarle un reloj a la consejera de..., se lo compré a la hija puta de "la Perla", ¿no se lo voy a comprar a la de ahora a la de Turismo? Que tampoco lo pensamos Pablo y yo, y esta se porta muy bien conmigo, ¿sabes?".
En otra conversación intervenida, Ricardo Costa le pide a Pérez: "Necesito 100 gramos de caviar para la cena de nochebuena". En un mensaje de texto, Costa le pide a Pérez: "Consígueme el N97 de Nokia".


¡Qué gente más honorable por Dios!

miércoles, 25 de enero de 2012

"Si la economía española sigue con los ajustes, le esperan dos décadas perdidas"

Hemos visto y todos sabemos de los que es capaz el pueblo japonés. Es hora de atender (al menos eso) a sus consejos.
He intentado poner lo más importante de la entrevista a Richard Koo, pero me ha sido imposible. Me gusta todo.
Así que para los que quieran invertir 7 min en su lectura, ahí les va todo el material, que sin duda, no tiene desperdicio.

Que 20 años no es nada: hace 20 años se desató una crisis en Japón cuyo parecido con la que viven ahora EE UU, la eurozona y, sobre todo, España es inquietante. Japón venía de una época deslumbrante en la que parecía que iba a comerse el mundo. Pero la economía cabalgaba a lomos de una burbuja enorme, inmobiliaria y de crédito, que explotó en 1990. Desde entonces, sus políticos han intentado aplicar todo tipo de curas sin apenas éxito. "El diagnóstico fue equivocado", explica en Madrid el influyente Richard Koo, economista jefe del banco de inversión Nomura. "No supimos ver que el país estaba aquejado de una rara enfermedad económica que se da una vez en un siglo, muy parecida a la que afronta ahora casi todo el Atlántico Norte, cuyas autoridades demuestran a diario que no han aprendido nada de la experiencia japonesa. Las consecuencias para Japón fueron dos décadas perdidas; si Europa persiste en su pésima gestión, le queda por delante década y media de crisis", pronostica el que quizá sea el economista japonés más influyente.

El diagnóstico erróneo, en Europa, es pensar que esta es una crisis fiscal. Falso: la crisis empezó en el sector inmobiliario estadounidense y se transformó en una tormenta financiera global. Y sigue siendo una crisis bancaria, que ha acabado contagiando a la economía (el cierre del grifo del crédito degeneró en desempleo y recesión) y a las cuentas públicas (castigadas por las ayudas a la banca y los costes del Estado de bienestar en pleno desplome económico). Ha contagiado incluso una suerte de aluminosis al edificio institucional europeo, incapaz de mostrarse resolutivo en unos rescates que parecen más diseñados para salvar a los bancos que para ayudar a los países con problemas. Las entidades financieras, en especial las alemanas, están cargadas de activos tóxicos (y de deuda pública, que va camino de alcanzar ese estatus). En España, la toxicidad procede de un empacho de ladrillo. Pero Berlín y Bruselas están convencidos de que la crisis es esencialmente fiscal, y que el remedio es una sobredosis de ajustes vía BCE, FMI, reformas constitucionales, lo que sea. "Es un completo disparate", ataca Koo.
Porque esa cura no funciona para el virus europeo, según la tesis de Koo. Especialmente en España. "Imaginemos un país con una enorme burbuja: al estallar, las empresas y familias se quedan cargadas de deudas, y por mucho que los tipos de interés bajen a mínimos la gente se olvida de gastar y las empresas de invertir: la obsesión es reducir deudas. Lo mismo les pasa a los bancos: no prestan, se dedican a desendeudarse. Sucedió en Japón y ahora ocurre en Occidente: esa enfermedad se llama recesión de balance".
En esas condiciones, cuando la demanda privada es anémica, cuando ni siquiera hay crédito, solo el sector público puede dar un volantazo para evitar la agonía. Así lo hizo Japón en los noventa, y el mundo entero tras la quiebra de Lehman. "Esa reacción suele ser automática. Luego llega lo difícil, el momento del pánico: en 1997 Japón cometió un error fatal, se asustó del abultado déficit en un país envejecido, estancado, sobreendeudado: ¿suena familiar? Entonces puso en marcha un duro plan de austeridad y subió impuestos: ¿también le suena? Y eso dio paso a una recesión profunda y al colapso de la banca: eso aún no le suena, pero le va a sonar". EE UU, sostiene Koo, aún no se ha asustado tanto, pero Europa es otra historia: "Esas curas de austeridad que receta Alemania son contraproducentes". "Si querían reducir el déficit, van a tener lo contrario: una recesión como la que viene es la mejor manera de que la crisis fiscal empeore. Sin estímulos, a Europa le espera una larga temporada de atonía y a España dos décadas perdidas a la japonesa".
El discurso de Koo es casi sacrílego en Europa. La réplica es de cajón: no hay margen para gastar. Koo dispara contra el dogma: "La deuda japonesa está en el 200% del PIB, la estadounidense y británica en máximos, y en cambio los intereses que pagan esos países son bajísimos. Hay una razón: los ciudadanos tienen miedo, ahorran mucho y compran deuda pública: por eso los intereses son mínimos y aún hay margen para el estímulo". Europa y su crisis fiscal morrocotuda parecen una excepción. Koo discrepa: "La única diferencia es que al compartir el euro, el ahorro de los españoles vuela a Alemania, el país más seguro y sin riesgo de tipo de cambio. Gran parte del ahorro europeo va a los bonos alemanes, que paga intereses irrisorios. ¿Qué hace Alemania con ese dinero? Nada de nada. Pero quizá eso cambie: la recesión les va a golpear. Van a tener que gastar".
"La lluvia de liquidez sobre la banca no sirve: la política monetaria es inútil. Hay que volver a los estímulos fiscales. Y anunciar que se va a impedir, en el plazo de unos años, que los ciudadanos de un país inviertan en la deuda de otro país europeo. De esa manera la deuda de cada país será proporcional al ahorro interno y eso impedirá cosas raras". ¿Habla de controles de capital en el mercado de deuda? "No es realista a corto plazo, pero si Grecia, Italia y España anuncian que van a poner en marcha esas restricciones en 10 años y Bruselas hace lo necesario, tendríamos una posibilidad de ver una salida".
Koo reclama también ayudas sin condiciones para los bancos: "Hay que darles tiempo y dinero para que se quiten la basura de los balances y no cierren el crédito". Pero Trichet dice que la ciudadanía no está preparada para aceptar una segunda ronda de ayudas a la banca. "Pues ese era su trabajo: convencer a la gente de que eso es imprescindible. Trichet debió ser despedido por no hacer su trabajo", dispara.
¿Y España? "Si el próximo Gobierno sigue con los recortes la recesión será muy dura, el paro crecerá y el déficit aumentará. Mirar solo las cuentas públicas no es suficiente: hay que ver lo que sucede en el sector privado, que está tratando de reducir deuda a toda costa. Si el sector público también lo hace, la cosa se complica". La respuesta está en una Europa menos atrapada por los prejuicios. "Hay que suavizar los ajustes, arreglar los bancos y hacer que quienes tienen margen estimulen su economía. Alemania se benefició durante años de la política económica europea. Cuando peor le iba, la eclosión de sus exportaciones no se dirigió hacia Asia ni EE UU, sino hacia Europa. Es el momento de que los alemanes devuelvan a los europeos el favor que les hicieron cuando las cosas les iban mal, cuando disfrutaron de tipos bajos y de la flexibilidad que ahora ellos no conceden a sus socios".
Koo no es precisamente un optimista. Excepto con China: "Los chinos han comprendido los problemas mejor que nadie. En 2009 pusieron en marcha uno de los paquetes de estímulo más ambiciosos y mejor orientados del mundo. Luego siguieron con ellos: son una dictadura, gracias a ello se lo pueden permitir". Mientras Europa y EE UU discuten de riesgo moral, de Keynes y Hayek, de estímulos y austeridad cargados de dogmas, "China está a otra cosa". "A quienes advierten de una burbuja hay que decirles que los chinos nos pueden dar lecciones de realismo", cierra. A la Europa contemporánea construida con esa extraña mezcla de creencias cristianas y dudas griegas, que decía Polanyi, hay que añadirle ahora ciertas dosis de realismo chino y las enseñanzas de la experiencia japonesa para recuperar el aliento. Al menos, así lo ve Richard Koo.

sábado, 7 de enero de 2012

Entrando en el 2012

Otro año que empieza con un montón de malas noticias y augurios.
Es tanta la desazón que tenemos, que ni siquiera este año me he planteado ningún propósito de esos de principios de año.
Me ha gustado especialmente el anuncio de coca-cola, en el que ensalza las cosas buenas que hemos echo los que vivimos en este país. La verdad es que me emocioné mucho cuándo lo vi.
Todo lo contrario que el de antena 3, que con el desfile de su gente guapa (estos llegan bien a fin de mes) paseando por el túnel y diciendo 4 gilipolleces, nos presentan la manera más tonta de salir de la crisis, que es suponiendo que todo se arregla. Estáis guapos...
También me ha gustado mucho la carrera del pavo que corrí con mis amigos Adolfo y Mories (no junto a ellos ya que me dejaron en los primeros metros) haciéndome pensar lo que hemos cambiado en algunas cosas, y lo afortunados que somos en seguir teniendo esa amistad de niños.
Vuelvo a escribir en el blog, tras mi lesión de muñeca, que voy poco a poco superando.
Y cosas como estas (y muchas más) me han llevado hoy a pensar que mi propósito para este año, va a ser el mirar y valorar más lo que uno tiene. Qué todos hemos bajado peldaños, pero tenemos que mirar a esos que están más abajo, y ahí siguen luchando sin quejarse.
Ojala todas las previsiones se vallan a la porra, y el ser humano vuelva a ser impredecible como decía aquel anuncio, y le demos la vuelta a esto.
¡¡Vamos a por el 2012!!